miércoles, 16 de abril de 2014

«No hay fantasmas en la católica España»

No hay fantasmas en la católica España

     Supongo que debió ser muy a finales de los años 70 o recién estrenada la década de los 80 cuando Ray Bradbury afirmó: «There Are No Ghosts in Catholic Spain», que da título a un hermoso poema de su cuarto poemario, The Haunted Computer and The Android Pope (La Computadora Encantada y el Papa Androide), de 1981. Aunque todavía faltaban diez años para su primera y única visita a nuestro país, España y lo español ya hacía tiempo que eran un frecuente lugar de visita, una especie de retiro para su viajera y exploradora imaginación. El poema hace de sonoro y gráfico contrapunto de su  amarga experiencia por tierras irlandesas allá por la década de los 50, donde sólo veía una infatigable lluvia que en su imaginación iba encarnando a tenebrosos fantasmas que a punto estuvieron de ahogarlo en una profunda depresión.
       Ray Bradbury necesita luz y color, y él entiende que la única lluvia que cae en los castillos de España es la que rocían los gatos con sus pisadas. El abejorro y el gato del poema, que son, respectivamente, el ánima y los sueños del poeta, trazan un sólido y mágico puente desde estos castillos de la católica España hasta nada más y nada menos que su natal Ciudad Verde de Waukegan. En estos católicos castillos españoles Bradbury da la espalda al mismo Hamlet con su fantasma y sus obsesivas cavilaciones por la torre y las murallas de su húmedo y lúgubre castillo danés. Bradbury se queda con «el silencio católico de la muda lluvia / que en España los valles sin fantasmas baña» (Ray Bradbury, poesía completa, Madrid, Cátedra, págs.  762—765).

     Nota Bene: Con cada relectura del poema me viene a la mente el Castillo de la Calahorra (quizás porque soy de Granada y mi subconsciente me delata). No sé ustedes qué castillo ven, pero seguro que cualquiera de los que bordan y engalanan la piel de España alberga gran parte de la esencia de este bello poema.

viernes, 11 de abril de 2014

Ray Bradbury contra la política literaria del best seller

RAY BRADBURY CONTRA LA POLÍTICA LITERARIA DEL BEST SELLER


Ray Bradbury, como escritor, poeta y fabulador creado a sí mismo, guiado únicamente por la inconmensurable fuerza de su inagotable imaginación y formado por los autores y los títulos que hicieron de su infancia y adolescencia un lugar donde gestar su futura, prolífica y singular estética literaria, siempre estuvo en contra de acatar los títulos y los nombres propuestos por el mercado editorial, por considerarlo a este totalmente adulterado en su sometimiento a la política del best seller.   Y qué mejor modo de reflejar su desencanto con esta decepcionante realidad que criticando, con lacerantes y sarcásticos versos, el dulce desfile en procesión del mercado editorial por los podridos y perdidos palcos del best seller allá por la lejana década de los 70 del pasado siglo. Si bien nuestro autor presenciara atónito y molesto el glorioso desfile de granujas, ineptos, tullidos, trepas, politicuchos, cantarines, chupapiedras, lagartos y toda la creciente e impresentable fauna de asesinos, violadores y criminales de la literatura de su tiempo, a día de hoy estos han sido reemplazados con creces por legiones mucho más poderosas extendidas por todos los confines del planeta, que posiblemente en unas décadas también veamos desfilar en Marte. No nos extendamos más, he aquí unos de estos versos de su poema «Long Thoughts on Best-Sellers by Worst People» («Buena reflexión sobre los éxitos editoriales de la peor gente»),  incluido en su poemario Where Robot Mice and Robot Men Run Round in Robot Towns (Donde los ratones robot y los hombres robot circulan por ciudades robot) en 1977:

  BUENA REFLEXIÓN SOBRE LOS ÉXITOS EDITORIALES DE LA PEOR GENTE

¡Ay!, a los malos que yo he hundido, les está yendo muy bien,
y los pelmas que yo he vencido ya han aprendido otras formas de escribir;
pues el alfabeto de las lápidas, una vez que se aprende, te puede liberar,
así estos pésimos escritores de antilibros ahora salen a chismorrear durante el té.
He aquí los Fascistas y los Rojos, los fontaneros de Richard en un clan,
todos los asesinos de rehenes de la alta sociedad que siempre asustan al hombre,
repican sus campanas muertas, gritan por dinero todas las noches en mi pradera,
después de todo mi tiempo invertido para reasegurarme de que se han ido.
Pues desde el Infierno, donde yo los había enviado ahora los babosos demonios regresan
en humeantes lluvias de fuego donde arden temibles Savonarolas,
[...]

Por ahora ya es suficiente, dejémoslos aquí. A todos aquellos que quieran conocer, al completo, la lista de esperpentos, criminales (algunos de verdad), pedigüeños, y demás violadores de la palabra escrita  que Bradbury denuncia en el poema, están invitados a leerlo entero en Ray Bradbury, poesía completa (en inglés y en español).


Ray Bradbury en España

RAY BRADBURY EN ESPAÑA


Sí, en efecto, era el 8 de julio de 1991 cuando el director de obras canónicas de nuestra filmografía en español como Volver a empezar (1982), El abuelo (1998) o Ninette (2005), fiel seguidor y profundo conocedor del talento imaginativo-literario de Ray Bradbury toma asiento, junto al maestro de la ciencia-ficción más fantástica, para ver la proyección de la película Fahrenheit 451, dirigida por François Truffaut en 1966 y basada en la novela homónima de Bradbury. A la proyección del filme le sigue un debate que, sin ningún género de duda, es mucho más esperado que la propia película. El autor y creador de nuevos mundos allende las estrellas, por donde no pocos de sus personajes circulan en autopistas intergalácticas de igual modo que nosotros lo hacemos hoy en día en coche o bicicleta, no incluye el avión, pero ni siquiera el coche, entre sus medios favoritos de transporte. Es más, nunca duda en admitir cierto miedo a viajar en avión, medio de transporte que utiliza por primera vez a los 60 años. De ahí que no viniera más veces a España ni a tantos otros destinos que se han quedado esperándolo. Sus viajes, por tanto, eran casi obligados y, casi siempre, por carretera. Tal vez por esos miedos instintivos a viajar por el espacio, como algunos de sus protagonistas, es por lo que sus viajes más largos se dan por las carreteras de las tierras mejicanas y por autopistas norteamericanas. No hay que olvidar que en el año 1966 publica un relato corto, «The Pedestrian» (El peatón), que sirve de guión para una obra de teatro con la que Bradbury elogia y reivindica el uso de las piernas para viajar. El protagonista del cuento no es otro que el propio Bradbury  a quien es sabido le encantaba salir a pasear, a deambular en solitario por los alrededores de casa en Los Ángeles. Al protagonista le ocurre lo que al autor, que en cierta ocasión una patrulla policial lo detiene y lo lleva a comisaría para explicar "¿qué narices hace usted andando solo por la calle de noche?". Ray Bradbury se queja de que en su país ya no se puede ir por la calle andando, sino en cualquier método de transporte, y si es mecánico mejor; pero el mejor y menos discutido, el avión. Pues con todos esos prejuicios y miedos hacia el avión, a un mes de cumplir los 71 años, José Luis Garci logra hacerlo subir al avión para venir a España, a Madrid, donde la viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama, dirige el curso  Literaturas Fantásticas, celebrado en El Escorial y organizado por la Universidad Complutense de Madrid. José Luis Garci ya había conocido a Bradbury unos veinte años atrás en Los Angeles y, no en vano, en el año 1971 firma un magnífico ensayo sobre la vida y obra de Ray Bradbury titulado Ray Bradbury, humanista del futuro, de 376 páginas, en la editorial Helios. Hasta la fecha se trata del primer estudio bioliterario sobre Ray Bradbury en español, título que el propio Ray Bradbury celebra y en el que incluye una agradecida y emotiva Introducción. Ray Bradbury no volvió a España más, pero podemos y debemos estar orgullosos de que al menos nos visitó una vez y nuestro país se convierte en uno de los pocos y contados destinos foráneos que visitara gracias a la mediación de José Luis Garci, quien ya en su citado ensayo dijera: «Waukegan [la Ciudad Verde] es el planeta favorito de Ray Bradbury». Sí que es cierto, su Waukegan natal, su Green Town, es para Ray Bradbury uno de sus más constantes leitmotivs literarios, presente en la práctica totalidad de su vasta creación literaria —consciente y también inconscientemente—, que como una misteriosa fuerza mística y telúrica llega incluso a contagiar el subconsciente de muchos de sus lectores, entre estos el mío y seguramente el del mismísimo Garci, quien, tal vez sin saberlo o a sabiendas,  filma y dirige en 1979 una película que titula Las verdes praderas, cuyo contenido poco tiene que ver con los temas bradburianos, si bien el título nos devuelve a esas infinitas y verdes praderas de la eterna Ciudad Verde de Bradbury. Nota Bene: para una lectura completa y detallada sobre el presente apartado véanse las páginas 9—12 de nuestra Introducción en Ray Bradbury, poesía completa (Madrid: Cátedra), 2013.


miércoles, 2 de abril de 2014

Ray Bradbury, poesía completa: Homenaje a Ray Bradbury en español.


En las décadas de los años 70 y 80, la carrera de Ray Bradbury experimenta un cambio de actitud y toma un nuevo rumbo, el de la creación poética. En 1973 publica su primer poemario, La última vez que florecieron los elefantes en el jardín, el título, que parafrasea el célebre poema «La última vez que florecieron las lilas en el jardín», del fundador de la poesía moderna americana, Walt Whitman, es revelador de «un realismo mágico que desemboca en un surrealismo maravilloso», que puede apreciarse en sus 52 poemas. Por los treinta y un poemas de su segundo título de poesía, Donde los ratones robot y los hombros robot circulan por ciudades robot, de 1977, desfilan en cuerpo y alma, entre fantásticos y mágicos escenarios, una buena representación de los autores, personajes y obras que en su juventud lo esculpieron como escritor. Su tercer poemario, Este desván en el que verdecen las praderas, una edición de tan sólo diez poemas, limitada  a 300 copias, en 1977, será engullido por su siguiente poemario, La Computadora Encantada y el Papa Androide, en 1981. En este poemario, nuestro poeta, con la ayuda de Freud, Herman Melville, Dylan Thomas y William Shakespeare, advierte que el hombre es el único animal que mira (conscientemente) a las estrellas. Su último poemario, La muerte para mí ha perdido su encanto, de 1987, con sus 35 poemas, nos deja una de las más íntimas confesiones del poeta, quien descubre que «vive de y en lo invisible», del mismo modo que su «otro yo», su esencia primitiva y creadora («invisible mono interior»), también «vive haciéndose invisible dentro de él». Ya en el año 2002, Ray Bradbury revisa, si bien rara vez corrige, estos anteriores títulos de poesía para incluirlos en una edición definitiva: The Collected Poetry of Ray Bradbury: They Have not Seen the Stars. Pese a que unos meses más tarde, este mismo año, la editorial irlandesa Salmon Poetry, publicase Ray Bradbury: I Live by the Invisible, New & Selected Poems, sólo 7, de los 54 poemas que contiene, son nuevos, si bien ya aparecen también estos 7 poemas anteriormente publicados en otras obras de nuestro autor. Otros diez poemas nuevos, que también se recogen en esta edición de Cátedra, son los aparecidos en el título A Chapbook for Burn-Out Priests, Rabbis and Ministers, de miscelánea literaria, publicado en 2001 y que, curiosamente, no son recogidos en The Collected Poetry of Ray Bradbury: They Have not Seen The Stars. Por suerte, hemos logrado incluirlos en la nuestra.
Pues bien, un año y cuatro meses después del fallecimiento de Ray Bradbury, en noviembre de 2013, la editorial Cátedra tiene el acierto de publicar y reunir, por primera vez en español, todos los volúmenes de poesía de Ray Bradbury, así como incluir un Apéndice final con otros tantos poemas nunca antes publicados.  Esta edición bilingüe los 185 poemas publicados por Ray Bradbury en sus poemarios, en otros títulos de distinto género y dos poemas inéditos. Sólo quedan fuera de esta completa edición bilingüe, cuatro poemas que, por razones sentimentales, la familia Bradbury ha decidido preservar en la más estricta intimidad. Comprendemos y respetamos su decisión.
Para mí, como traductor y autor de la Introducción de esta edición, ha supuesto un indescriptible placer el ir investigando y descubriendo esta, hasta ahora, apenas conocida faceta literaria de Ray Bradbury, con su estilo inconfundible, sin normas, siguiendo los dictados de una imaginación infinitamente fantástica. Deleitado y cautivado por una poesía que no sólo considero diferente, sino llamada a emprender una nueva visión y enfoque de la poesía, desde una perspectiva donde se funden la fantasía y la ciencia ficción, sin precedentes en la historia de la literatura. Así es como he podido firmar un amplio y exhaustivo estudio preliminar con el que he procurado «atender y seguir —en lo que me ha sido posible— la cronología tematológica y de ideas  que estructuran el vasto imaginario lírico de un hablante lírico» que concibe infinitos mundos y futuros dentro del suyo y los suyos allende las estrellas.
Quede también aquí plasmado mi profundo agradecimiento al Director del Center for Ray Bradbury Studies, Jonathan R. Eller, profesor de Literatura Inglesa en la Indiana University, biógrafo de Ray Bradbury, en la actualidad la mayor autoridad en el estudio de la vida y obra de nuestro autor. Su continuo asesoramiento y sugerencias han sido esenciales para el resultado final de mi trabajo como traductor y, sobre todo, como autor de la Introducción. Por otra parte, también su función, en numerosas ocasiones, como intermediario entre el autor de este blog y la familia Bradbury, ha sido determinante para poder incluir los poemas de la edición A Burnt-Out Book for Priests, Rabbis and Ministers, así como dos poemas totalmente inéditos, mecanografiados por Ray Bradbury; dos auténticas joyas literarias para nuestra edición.  Pero ante todo, y sobre todo, gracias a Cátedra, porque esta obra es un rendido y merecido homenaje, desde España y en español, a una de las mentes más prodigiosas y eternas de nuestro tiempo y nuestro futuro.


Introducción: 158 páginas.
Bibliografía: 159—173 páginas (revisada por Jonathan Eller).
Poesía (bilingüe): 175—969 páginas.
Apéndice: 963—1045 páginas.

Reseñas sobre Ray Bradbury, poesía completa: